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miércoles, 18 de mayo de 2011

Círculo de las formas de gobierno

Duró algún tiempo el régimen democrático, pero no mucho, sobre todo cuando desapareció la generación que lo había instituido, porque inmediatamente se llegó a la licencia y a la anarquía, desapareciendo todo respeto lo mismo entre autoridades que entre ciudadanos, de suerte que, obligados por la necesidad, o por el deseo de terminar tanto desorden, volvióse de nuevo a la monarquía, y de ésta, de grado en grado y por las causas ya dichas, se llegó otra vez a la anarquía.

Tal es el círculo en que giran todas las naciones, ya sean gobernadas, ya se gobiernen por sí. MAQUIAVELO

DE LA SABIDURÍA SECRETA DE MAQUIAVELO.
http://www.tusbuenoslibros.com/la_sabiduria_secreta_de_maquiavelo_carlos_martin.html

sábado, 19 de febrero de 2011

Revoluciones, está todo inventado

Del máximo desorden al máximo orden. Parece ser que se cumple, como en la Revolución Francesa en 1.798 o en la soviética en 1.917. Cayeron los Borbones y los Zares, aparecieron Napoleón y Stalin. Como en todo, siempre hay excepciones.  

Cuando la monarquía electiva se convirtió en hereditaria, inmediatamente comenzaron los herederos a degenerar de sus antepasados, y prescindiendo de las obras virtuosas, creían que los príncipes sólo estaban obligados a superar a los demás en lujo, lascivia y toda clase de placeres. Comenzó, pues, el odio contra los monarcas, empezaron éstos a temerlo, y pasando pronto del temor a la ofensa, surgió la tiranía.

Ésta dio origen a los desórdenes, conspiraciones y atentados contra los soberanos, tramados, no por los humildes y débiles, sino por los que sobrepujaban a los demás en riquezas, generosidad, nobleza y ánimo valeroso, que no podían sufrir la desarreglada vida de los monarcas.

La multitud, alentada por la autoridad de los poderosos, se armaba contra el tirano, y muerto éste, obedecía a aquéllos como a sus libertadores. Aborreciendo los jefes de la sublevación el nombre de rey o la autoridad suprema de una sola persona, constituían por sí mismos un gobierno, y al principio, por tener vivo el recuerdo de la pasada tiranía, ateníanse a las leyes por ellos establecidas, posponiendo su utilidad personal al bien común, y administrando con suma diligencia y rectitud los asuntos públicos y privados.

Cuando la gobernación llegó a manos de sus descendientes, que ni habían conocido las variaciones de la fortuna ni experimentado los males de la tiranía, no satisfaciéndoles la igualdad civil se entregaron a la avaricia, a la ambición, a los atentados contra el honor de las mujeres, convirtiendo el gobierno aristocrático en oligarquía, sin respeto alguno a la dignidad ajena.

Esta nueva tiranía tuvo al poco tiempo la misma suerte que la monárquica, porque el pueblo, disgustado de tal gobierno, se hizo instrumento de los que de algún modo intentaban derribar a los gobernantes. MAQUIAVELO. Discursos sobre la primera década de Tito Livio, 1, II


Como cito en el libro Manual y Espejo... ,en estos casos es mejor seguir el ejemplo de Tayllerand, que siendo anciano y al oír los disparos y algaradas de una revuelta, dijo que íbamos ganando. Preguntado por su criado en qué bando estaba, le contestó que mañana, cuando sepamos quien ha ganado, lo sabremos.


jueves, 29 de julio de 2010

Como prevenirse de las conspiraciones


Maquiavelo fue un gran psicólogo que supo captar como nadie la verdadera naturaleza humana. Es muy conocida su obra EL PRÍNCIPE, debido a que es breve, condensada y destila mucha sabiduría. mas extensa y desarrollando mucho mas las ideas de la obra anterior son los DISCURSOS SOBRE LA PRIMERA DÉCADA DE TITO LIVIO, de donde están extraídas las siguientes líneas.

Son pocos los que pueden declarar guerra abierta a un monarca, pero cualquiera puede conspirar contra él. Por otra parte, nada hay tan expuesto y peligroso como una conjuración, cosa difícil y arriesgadísima en todas sus partes. Por ello son muchas las que se fraguan, y muy pocas las que producen el fin con que se intentan.


Deben, pues, los príncipes aprender a guardarse de este peligro, y los súbditos meterse lo menos posible en conspiraciones, contentándose con vivir bajo el gobierno que la suerte les depare. Porque los príncipes que concitan en contra suya el odio universal tienen entre sus súbditos algunos más especialmente ofendidos y más deseosos de vengarse, deseo que crece en proporción a la general malevolencia.


Debe, pues, evitar el príncipe esta universal antipatía.  Guardándose de ella, las ofensas individuales que cometa le serán menos peligrosas, pues se encuentran rara vez hombres tan sensibles a las injurias que arriesguen la vida por vengarlas; y aunque los haya con poder y voluntad de hacerlo, el general afecto que inspira el príncipe les impide realizarlo.


Los ultrajes que se pueden hacer a un hombre son en sus bienes, en su persona o en su honor. Respecto a los segundos, es más expuesto amenazar que ejecutar la ofensa. Las amenazas son peligrosísimas, y ningún peligro hay en realizar los ultrajes, porque los muertos no meditan venganza, y los que sobreviven casi siempre la dejan al cuidado del muerto. Pero quien es amenazado y se ve por necesidad en la alternativa de obrar o de huir, conviértese en hombre muy peligroso para el príncipe, como oportunamente demostraremos.


Después de este género de ultrajes, los dirigidos contra los bienes o la honra son los que más ofenden a los hombres, y de ellos debe también abstenerse el príncipe; porque a nadie se le puede despojar hasta el punto de no quedarle un cuchillo para vengarse, ni deshonrarle hasta el extremo de que pierda el obstinado amor a la venganza. De los insultos hechos a la honra, el más grave es el dirigido contra el honor de las mujeres, y después el vilipendio de la persona.  Hay otro motivo poderosísimo de conjuración contra el príncipe, cual es el deseo de librar a la patria de la tiranía. (Discursos, 3, VI)


Puede encontrar EL PRÍNCIPE y los DISCURSOS SOBRE LA PRIMERA DÉCADA DE TITO LIVIO en la LIBRERÍA VIRTUAL